Allá sobre el año 2008 , cuando hice mi primer curso de Terapia Floral, con José Salmerón (Gotas de Flores- Madrid) se me abrió todo un mundo que aún hoy me entusiasma.
Reconozco una actitud de escepticismo con cada una de las terapias que he ido estudiando. Me preguntaba... ¿Quién fue este señor Bach? ¿ideó su terapia floral sin fundamentos?
Quedé fascinada por su biografía y testimonios de quienes lo conocieron.
Era un hombre de ciencia: médico, científico, cirujano, homeópata, bacteriólogo...pero por encima de sus títulos, destaca la descripción que hacen de él como un hombre discreto, humanitario y admirador de la creación, que desarrolló una sensibilidad especial.
Tan perceptivo, que podía sentir la esencia de cada flor, simplemente posándola en sus labios.
Seguí preguntándome cómo una sustancia que no tiene una composición química más allá del conservante, cómo esta pudiera hacer curación alguna.
Eso solo me daba respuesta a que no tenga efectos secundarios, a que no hayan peligros por sobredosis o que no tiene una acción fitoterápica.
Y fue a base de ir practicando, primero en mi, después en conocidos y en animales...cuando fui verificando que efectivamente, las flores tienen poder de trasformación más allá del puro placebo.
¿Entonces? ¿Cómo es posible que el rocío de una flor pueda tener tan tremendo efecto?
Acompáñame por este recorrido mental que hice para dar explicación a esta maravillosa terapia.
Comentarios
Publicar un comentario